La Bolsa, y en su lugar el IBEX 35 ha bajado en caída libre sobrepasando la cuota ultrapsicológica de los 6000 puntos, indicadora desesperada de una situación de desconfianza total por parte de los inversores, a causa principalmente de las nefastas y equivocadas medidas tomadas por el gobierno Rajoy junto con la actitud de pedir rescates por parte del resto de los gobiernos autonómicos, y al cierre del martes 24 de julio de 2012 con la prima de riesgo al insoportable nivel de los 632 puntos (en algún momento había superado los 640), lo que indica que un Estado Español falto de liquidez tiene que salir a pedir prestado a los mercados un dinero que tendrá que pagar a través de sus contribuyentes a un tipo de interés superior al 7,5 % por sus bonos, letras u obligaciones de deuda, con lo cual irónicamente estamos pagando sólo en concepto de intereses mucho más dinero improductivo y para beneficio de los inversores ( bancos y particulares ) en distintas emisiones de deuda pública, que del que dicho Estado Español dedica a gastos para atender necesidades sociales.
Y por otro lado irónicamente el Euribor cotiza por primera vez en su historia por debajo del 1%. Curiosamente si los bancos faltos de liquidez van a recibir inmensas cantidades de dinero del rescate europeo, entonces sería bueno que el Tesoro Público español pudiera pedir prestamos en forma de hipotecas por debajo del 1%, en vez de pagar por ellos poco más del 7,5% de lo que exige el actual nivel de la “prima de riesgo”, situación surrealista de la cual sólo tiene un ganador: el negocio bancario por prestar al manirroto Estado Español a esos tipos demasiado altos cuando en otros lugares de Europa están casi a nivel cero, y un claro perdedor: el contribuyente español que habrá que pagar aún muchos más impuestos para poder pagar los intereses de las deudas por medio de esa especie de “bonos basura” que el Tesoro Público saca a subasta, y lo mismo que las emisiones de deudas que sacan el resto de las aún mucho más manirrotas comunidades autónomas para financiar unos gastos que en su inmensa mayor parte ni son productivos ni generan empleo, aparte de que indirectamente aprietan aún más el acelerador de la presión fiscal.
Conclusión: para darle la vuelta a la tortilla, España necesita adelgazar completamente su Cosa Pública, ya muy preocupadamente enferma, que padece de una monstruosa sobre-obesidad mórbida; rebajar muy sensiblemente los impuestos que dejan paralizado todo e impiden que se reactive tanto el consumo como la circulación de unos capitales completamente asustados y desconfiados y que se devalúan constantemente escondidos en el colchón por el fuerte efecto inflación que produce la subida de impuestos; y liberalizar por completo las normativas laborales, que es lo único que puede volver a dar confianza a los mercados y con ello generar el empleo y la riqueza que nuestro país necesita para salir de esa pobreza actual cada vez más crónica y al mismo tiempo prosperar en cierto respiro de libertades que buena falta nos hace y sin excesivas normativas. Receta económica ideal, que dudo mucho que apliquen los políticos españoles, más dados a defender sus privilegios de casta, que a los intereses patrióticos del común de los ciudadanos, que son las verdaderas víctimas de todo ese desguisado provocado por los mismos políticos.
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