jueves, 7 de noviembre de 2013

MOVIMIENTO DE VÉRTIGO DE MONTAÑA RUSA DEL IBEX 35, DEL 7 DE NOVIEMBRE DE 2013


El jueves 7 de noviembre de 2013, hemos visto un movimiento poco común en el indicador del IBEX 35, el cual a partir de las dos de la tarde hace un ascenso de repuntar como un cohete, superando la barrera psicológica de los 10.000 puntos, dentro de la cual apenas ha estado en menos de una escasa hora, para pasar ha caer en picado a ritmo vertiginoso de montaña rusa, hasta perder casi un 1% desde la abertura de la jornada, con lo cual se ha movido casi en un margen del 3% entre un extremo y el otro. En otras palabras, desde el mediodía de entre las 2 y las 3, para caer en picado hasta perder casi un 3%. 

domingo, 20 de octubre de 2013

EL IBEX 35 SUPERA EL ÍNDICE DE LOS 10.000 PUNTOS



Un dato que vale la pena de anotar en ese blog, que también aprovecho para insertar un par de ilustraciones: una referente a los países que más deuda norteamericana financian, y otra a las últimas acciones más relevantes del Banco Europeo.




Cabe decir, además que ese mismo día ( 18 de octubre de 2013), las  acciones de Google han superado por primera vez los 1.000 $ en la sesión de tal día. Recordemos que salió a bolsa en agosto de 2004 con un valor de 85 $ la acción. Google es una de las empresas mejor situadas, de mejor estrategia, y que mejor repuntan a todo trapo,….pero la experiencia nos dice que esas cosas no ocurren eternamente.  ¿Superará la marca de las acciones Nokia de revalorizarse en más de un 7000%, todo un record en cualquier Bolsa que se precie?. 

miércoles, 25 de septiembre de 2013

CODICIA VERSUS GENEROSIDAD





Expone un cuento que un día se mueren todos los billetes y se van al cielo. San Pedro los recibe y piden permiso para entrar, pero les dice que ninguno de ellos puede hacerlo. 

-¡No fastidies!¿Pero cómo que no? -dice el de 500 euros. Yo soy poderoso y tengo las puertas abiertas porque en todas partes me quieren.

 Igual yo -dice el de 200 euros. Todos me quieren tener, ¿por qué no podemos entrar?

Y yo -dice el de 100 euros. – . ¿Y nosotros qué? –dicen los billetes de 50, 20, 10 y 5 euros?

No insistan -dice San Pedro,-no pueden entrar al cielo, mmmm.... tal vez el de 5 euros pueda hacerlo.....

En eso se oye un raro ruido, son todas las monedas de 2 y un euro, así como las moneditas de 50, 10, 5 y 1 céntimo de euro que también habían muerto...

Pasen, pasen -les dice San Pedro-. Las puertas del cielo están abiertas para ustedes.

Los billetes se ponen muy enojados y reclaman,

-¿Por qué razón ellas que valen menos sí y nosotros no? San Pedro les responde:

-¡¡¡ Porque ellas sí van a la iglesia los domingos !!! 

Señor...¡ ayúdame a vencer la avaricia con la generosidad....!

Y colorin colorado, ese cuento se ha terminado.

 



Aprovecho para dejar constancia del índice IBEX 35, en fecha de hoy 25 de septiembre de 2013: 


martes, 20 de agosto de 2013

GOOGLE CUMPLE NUEVE AÑOS EN BOLSA Y ACUMULA UNA REVALORIZACIÓN DEL 900%


La burbuja de Google cumple nueve años en Bolsa y acumula una revalorización del 900%. ¿Hasta cuando estallará, todo recordando que en su momento la tecnológica de los móviles Nokia alcanzó una revalorización de por encima del 7000%?.

Lástima que no compré hace 9 años. De haber invertido 10.000 euros (el valor de un coche medio barato), hoy tendría ya 90.000 euros más el producto de los dividendos generados. Una muy buena inversión.

Está claro que mientras siga con su política de ofrecer nuevos productos gratuitos y mejorar los que ya presta, sus acciones siguen subiendo imparables como la espuma, por los enormes ingresos en publicidad que generan los productos Google (casi todos gratis).

 

GOOGLE CUMPLE NUEVE AÑOS EN BOLSA Y ACUMULA UNA REVALORIZACIÓN DEL 900%

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Debutó a 85 dólares por acción el 19 de agosto de 2004

Google cumple nueve años en Bolsa y acumula una revalorización del 900%

NUEVA YORK
El buscador de internet Google
(EFE)
Google celebra sus nueve años en Bolsa y para celebrarlo se anotaba unas ganancias superiores al 1% en el Nasdaq, donde acumula una subida superior al 900% desde su estreno en Wall Street.
El buscador de internet debutó a 85 dólares por acción el 19 de agosto de 2004 en medio de una enorme expectación que provocó que sus títulos se disparasen un 18 % en su primer día de cotizaciones y que la firma recaudase un total de 1.670 millones de dólares con su oferta pública de venta de acciones (OPV).
La empresa de Silicon Valley alcanzó entonces una capitalización bursátil de 28.000 millones, muy lejos de los casi 290.000 millones con los que cuenta hoy en día, y no parece que esa cifra vaya a dejar de ascender, tal y como prevén analistas como Colin Sebastian, de Robert W. Baird, que cree que la firma se verá impulsada en el segundo trimestre por “múltiples vientos a favor”.
Las acciones del gigante de internet cerraron en mayo pasado por encima de los 900 dólares por primera vez en su historia gracias al lanzamiento de un nuevo servicio de reproducción musical bajo suscripción y su valor en Bolsa alcanzó entonces los 300.000 millones, aunque no alcanzaron a Apple, que ronda los 465.000. 





domingo, 4 de agosto de 2013

LA QUIMERA DEL ORO


Se ha hablado mucho en los últimos años sobre la especulación con el oro. Desde que estalló la grave crisis económica de 2007/2008, con el estallido de la burbuja financiero-inmobiliaria, hemos visto que el metal dorado ha subido de precio muy considerablemente y han aparecido por todas partes las tiendas y chiringuitos de “Compro oro” a cada dos por tres esquinas, igual que en los años de la bonanza proliferaban los chiringuitos del tipo “te refinanciamos tu deuda” de las cuales hoy en día han desaparecido completamente, o las tiendas inmobiliarias de las cuales si antes habían 10, ahora apenas quedan una y con todas las dificultades para vender.

 

El oro es un metal escaso, y por ello desde la época de las cavernas se le dio un valor patrón, y se destinaba especialmente para las joyas de la clase dominante, como un símbolo de su poderío y riqueza. Hoy en día, como activo financiero puede ser como otra de las alternativas cualquiera de inversión, cuando en los mercados hay mucha desconfianza y muchas dudas, ya que por lo menos es un bien tangible y que existe, mientras que muchos valores son simplemente como “anotaciones en cuenta”. Además últimamente se están descubriendo otras materias primas muy escasas, pero necesarias para la fabricación de útiles para las telecomunicaciones, informática y la robótica, entre otros, cuya escasez hace que las cotizaciones se disparen según disponibilidad y necesidades de los mercados. No obstante la utilidad del oro sigue siendo básicamente para distinción de joyería. Pero invertido en un activo financiero, cabe tener en cuenta que ni paga dividendos, ni tiene otro rendimiento. Es simplemente un metal al que se le ha dado un valor, que aparte de la joyería, no tiene demasiadas aplicaciones de consumo directo, pero que con el paso de los años ha ido subiendo su precio. Con lo cual se trata simplemente de un metal con el que especular con su precio en el mercado. Ahora, con la crisis, la gente ha pensado que es un valor seguro, y por eso se ha abocado en adquirirlo, cosa que ha provocado una nueva “fiebre del oro”, una nueva burbuja áurea, en la que solo se trata de especular con el precio del oro: comprar oro, para luego venderlo a precio más alto, hasta que el último de la cadena que compra, inesperadamente se va a encontrar con una segura bajada del precio y con que ese metal acumulado, poco valor tiene, salvo para fundirlo y venderlo para joyería al precio que se le quiera comprar en su momento. Las burbujas y las especulaciones van así. Lo curioso es que incluso países lo compran para su reserva de valores, considerando que desde los tiempos de la prehistoria ha sido el metal-valor-patrón, tal como ha ocurrido en los últimos tiempos con Rusia, China, o la India, por citar tres ejemplos, emulando la fortificación estadounidense de Fort Knox, donde están custodiadas las reservas norteaméricanas del preciado metal de joyería (pero casi inútil para todo lo demás). Lo malo del caso español, no es que nuestras reservas de oro fueron a parar a Moscú como pago del material de guerra prestado en nuestra nefasta Guerra Civil, sino que además el ministro socialista Pedro Solbes vendió una parte de nuestras reservas en un momento que en comparación a hoy en día, la cotización era muy baja, resultando un mal negocio para España. Lejos quedan aquellos tiempos de la búsqueda de “El Dorado”, el garbellado del oro en los ríos para buscar pepitas del valioso metal, o de adueñarse de los lugares donde supuestamente estaban las minas, en aquellos tiempos aventureros de la colonización de bastos e inhabitables territorios, con lo del “oro, amor, y sangre”. El que encontraba oro, automáticamente se hacia rico y resolvía el principal problema de su vida ( y también se hicieron ricos los proveedores y comerciales que operaban en torno a esos desesperados aventureros que buscaban el precioso metal, la inmensa mayoría de los cuales terminaron más pobres de cuando empezaron a iniciarse en la búsqueda del precioso metal).  Hoy en día el oro ya no se busca en plan aventurero con la mula y el pico y pala, sino que se hace desde el chiringuito apropiándose del oro de la gente más necesitada que si bien no tienen billetes de dinero, sí tienen oro con que empeñarlo a cambio de los tan necesarios billetes cuyo poder de compra les permiten sobrevivir.

 


Ya con la primera gran crisis del petróleo del año 1973, el precio del oro, en poco tiempo, también se disparó y se multiplicó por tres. En el año 2008 la situación fue muy parecida: de repente los mercados financieros de capa caída y sin liquidez, y en general el panorama económico globalmente muy negativo y semi-parado. Por eso, los capitales, buscando inversiones alternativas, apostaron por la compra del tradicional metal-refugio de las épocas de crisis, y con actitud especulativa han conseguido que los precios del oro se vuelvan a disparar. Pero cosa curiosa, el pasado 19 de junio, la Reserva Federal de los Estados Unidos anunció que se podrían acabar los tiempos de los tipos de interés bajos y que quizás ya no harían falta más estímulos para estimular la economía norteamericana, para que la reacción de los mercados provocase la más grande bajada de los precios del oro que se recuerda, que en pocos días pasó de los 1900 dólares la onza, para pasar a aproximadamente los 1100 dólares, aunque a fecha de hoy que escribo el presente artículo la cotización está en los 1285 dólares aproximadamente, cosa que no puede significar que sigan al alza, ya que es sabido que en Alemania ya llevan mucho tiempo cansados de los bajos tipos de interés que la inflación se come el valor de los ahorros, y están deseando que vuelvan tipos superiores a los de la inflación para estimular y recompensar el ahorro, cosa que es de suponer no favorece demasiado al oro y que podría provocar alguna bajada de la cotización del mismo y al mismo tiempo indirectamente otra temida subida del precio de las hipotecas a pagar. Una muestra más de la fuerte y arriesgada especulación que hoy día hay, a nivel mundial, sobre las materias primas. La plata, el otro metal muy valorado, sigue una cotización bastante parecida y paralela a la del oro. A un nivel más bajo, pero igualmente con las mismas fuertes oscilaciones que ocurre como con el oro. Como que a diferencia del oro, la plata tiene mayores aplicaciones industriales, hoy en día también despierta interés como una inversión alternativa. Igual como ha ocurrido con el cobre, que la voracidad de crecimiento y modernización del gigante chino, ha hecho que multiplicara su precio en los mercados mundiales, debido a la escasez del metal y las dificultades de su extracción para satisfacer la fuerte demanda del mercado de los países emergentes, en especial el insaciable mercado chino, hasta tal punto que son frecuentes los robos de cobre de cualquier línea eléctrica que lo pagan muy bien en el mercado negro de los chatarreros.

 

¿Qué lecciones podemos sacar de eso los especuladores?. Pues que todas las opciones de inversión tienen su interés siempre que se actué con medida y diversificando, además de seguir una buena información de las perspectivas y de las causas de sus cotizaciones. Malo será si ahora los especuladores se encaprichan en exclusiva con alguna de esas opciones, que pueden ser muy válidas, pero también muy arriesgadas. El oro, como hemos visto, también es una inversión arriesgada, que no sólo sube de precio, sino que también por movimientos del mercado ante cualquier información oficial, o los rumores, pueden hacer que su precio caiga en picado, y que luego el valioso metal no se pueda traducir en la liquidez del dinero que si lo tiene, igual como ocurre hoy en día con mucho propietario de inmueble que lleva años sin conseguir vender y cuya posesión no le proporciona ganancias.

 

No obstante, para los interesados en especular sobre el oro, no se trata de que compréis valiosas joyas como hacían Lola Flores o Sara Montiel, con las que se forran los más reputados joyeros, y que apenas sirven para lucirse cuando se va a una importante fiesta, sino que también está la posibilidad de comprar Fondos de Inversión que  estén vinculados con el mundo productivo o comercial de esos metales con los que se pretende especular. Hay que buscar esos productos financieros, buscar, comparar, analizar, estudiar, y escoger el que a uno le parezca el mejor. Se puede hacer desde el banco o cualquier gestora financiera que ofrezca ese servicio (con su correspondiente comisión de administración, gestión y custodia), como si fuera cualquiera de los miles de distintos y diversificados Fondos de Inversión que hay en los distintos mercados. Es una forma sencilla de hacerlo, ya que nos permite entrar o salir en el fondo, simplemente con una orden de compra o de venta. La parte más complicada es, naturalmente, saber cuándo y que tipo de orden hay que dar en cada momento. Pero eso ya es para que decidan y arriesgan los especuladores, para los que tengan el corazón a prueba de infartos de casino, que al fin y al cabo, ¿qué es la especulación, sino como un juego de casino en la que uno apuesta y arriesga, y si acompaña la suerte, se forra?.

 

Y aprovecho también la entrada de hoy para insertar el estado del índice del IBEX 35 a fecha de hoy:


 

domingo, 16 de junio de 2013

ENTREVISTA A GREG SMITH: POR QUÉ ME FUI DE GOLDMAN SACHS




Interesante entrevista que explica cuáles han sido las actuales reglas de juego de la banca en los últimos años: La cantidad de dinero que se llevan ahora es injusta para la sociedad, porque se llevan todos los beneficios, y cuando no lo hacen, las pérdidas se socializan en forma de rescates bancarios”.

GOLDMAN SACHS DEBERÍA CONTAR A LA GENTE LO QUE HACE DE VERDAD

 DOCUMENTAL INSIDE JOB ( Subtitulado ): 


Inside Job | Subtitulada from Humanidad en Transicion on Vimeo.

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GREG SMITH: POR QUÉ ME FUI DE GOLDMAN SACHS

“Goldman Sachs debería contar a la gente lo que hace de verdad”

“Goldman Sachs debería contar a la gente lo que hace de verdad”
Smith dejó Goldman Sachs después de 12 años, harto del comportamiento de sus trabajadores. (Herman Estevez)
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El 14 de marzo de 2012, el periódico estadounidense The New York Times publicó la carta que un antiguo trabajador de Goldman Sachs les había remitido, y en la que explicaba sin pelos en la lengua sus motivos para abandonar la firma. Rápidamente, la abrumadora y despiadada sinceridad del empleado dio lugar a un terremoto que sacudió los cimientos de uno de los grandes bancos del planeta. Al fin y al cabo, se trataba de la sincera declaración, a cara descubierta, de un trabajador que conocía a fondo la firma, y que había visto como la ética de la empresa había entrado en declive durante la última década, hasta el punto de llegar a calificar a sus clientes de “títeres”.
Por aquel entonces, su autor, Greg Smith, apenas podía imaginarse que su misiva tendría el impacto que tuvo y que, apenas un año después, terminaría publicando un libro, Por qué dejé Goldman Sachs (Deusto) en el que explica con detalle su larga trayectoria de doce años en la firma que un día amó, y que considera que ha acabado con todos sus valores desde que Lloyd Blanfklein ocupase el sillón de CEO de la compañía, en mayo de 2006. Desde entonces, el que otrora fuese considerado como uno de los bancos con una mejor cultura de empresa, comenzó a adoptar el lema de “todo por el dinero” traicionando sus principios.
Me ponía enfermo oír cómo se hablaba de timar a los clientesSmith era el responsable de derivados para Europa, Oriente Medio y África cuando tomó la decisión de abandonar la firma y contarlo todo. Un importante puesto que, al mismo tiempo, le había permitido conocer lo que sus clientes opinaban de la firma, y que no era precisamente bueno. “Me ponía enfermo oír cómo se hablaba de timar a los clientes”, contaba en la carta. “Ya no puedo identificarme con lo que representa”. Muchos vieron en Smith a esa figura que se atrevía a decir lo que todo el mundo sabía pero nadie se atrevía a expresar en voz alta. Su carta fue criticada por el alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, que la calificó de “ridícula” y aplaudida por Jack Welch, antiguo consejero delegado de General Electric. El Confidencial se ha encontrado cara a cara con este insider para terminar de sacar a la luz los trapos sucios que se esconden bajo el parqué de Wall Street.
Usted entró en Goldman Sachs hace doce años con la sensación de estar cumpliendo uno de los sueños de su vida. ¿Podía imaginarse por aquel entonces que, doce años más tarde, estaría en España hablando de las prácticas poco éticas de la compañía?
Desde luego que no. Nunca me lo habría imaginado, porque realmente amaba ese lugar. Me convertí en embajador de la firma, aparecía con frecuencia en los vídeos de reclutamiento, intentaba captar nuevos estudiantes… No podría haber escrito la carta a The New York Times diez años atrás, porque en aquello momento Goldman Sachs cumplía con lo que prometía al público, es decir, “el cliente es lo primero” y “la reputación es lo más importante”. Tras el 11 de septiembre, se podía percibir cómo la firma estaba ayudando a los clientes a volver a ponerse de pie.
Pero si nos adelantamos al comienzo de la crisis y la transición del liderazgo de Hank Paulson, que era un banquero, al de Lloyd Blankflein, que era un trader, se puede ver un absoluto cambio de mentalidad. Esa hipocresía de decir en público que nos preocupábamos por nuestros clientes mientras los estafábamos en privado era algo tan desilusionante que escribí la carta para avisar a Goldman Sachs que estaban destruyendo algo que había tardado más de 140 años en construirse. Los directores del consejo pueden salir y decir que las cosas han cambiado, pero no lo han hecho. Y no se trata sólo de Goldman Sachs, sino de toda la industria de Wall Street.
Pero ya en los años ochenta existía esa imagen negativa de los banqueros. No hay más que recordar al Gordon Gekko de la película de Oliver Stone Wall Street y su frase “la avaricia es buena”.
La avaricia es una parte esencial de la naturaleza humana que no podemos regular o cambiar. Pero hay diferencias entre lo que ocurría en los ochenta y lo que ha ocurrido esta década. La avaricia de Gordon Gekko en los ochenta no podía dañar al conjunto de la sociedad como sí ocurrió durante la crisis económica del 2008. Ahora, ¿por qué el sistema es tan peligroso? Porque hubo grandes cambios en las leyes a comienzos de los 2000. Uno fue el Glass-Steagall Act, que separó los bancos comerciales de los de inversión, de las compañías aseguradoras. Eso creó lo que se dio en llamar los supermercados bancarios, que se hicieron tan grandes que eran “too big to fail” (“demasiado grandes para caer”), como empezó a decirse. Otra cosa que cambió es que ahora se podía apostar con el dinero de tus clientes. En los ochenta y en los noventa, los bancos no podían especular contra el dinero de sus clientes, mientras que ahora podían hacer apuestas contra sus seguros, lo que derivó en la crisis que ha afectado a todos, incluso a Europa. La avaricia siempre ha existido, sólo es que antes los bancos ganaban dinero a través de sus tratos con los clientes. A partir del 2000, empezaron a usar a los clientes para apostar en su contra, una práctica muy peligrosa.
Una de las palabras que más se han popularizado de su libro es “títere” (“muppet”), utilizada por los inversores de Goldman Sachs para referirse a sus clientes. ¿Pero no eran estos conscientes de lo que estaba ocurriendo?
Un problema es que aún no nos hemos dado cuenta de que la percepción más habitual en el mundo es que Wall Street está formado por banqueros ricos apostando contra otros banqueros ricos. A veces, la gente no se da cuenta de que los grandes inversores son por ejemplo los fondos de pensiones, que representan a madres, padres, ciudadanos, bomberos, policías, etc., que no tienen los conocimientos de la gente de Wall Street. Lo que he intentado contar en mi libro es que ese argumento tan habitual que se utilizó tras la crisis, que decía que era culpa tuya si habías invertido sin tener los conocimientos necesarios, honestamente, no es así.
Si establecemos una analogía con un casino, sería como si el banco pudiese ver tus cartas y apostar contra de ellas. Nunca permitiríamos eso en un casino, ¿por qué lo hacemos con la banca? No sólo la gente no tenía conocimientos suficientes, sino que además se les incentivó para que realizasen grandes apuestas que ponían en peligro el sistema. Francamente, se les llamaba “marionetas”, y se les llamaba “simples” porque los bancos eran capaces de sacar miles de millones de ellos sin que se diesen cuenta. Creo que tenemos que dejar de decir que podían saber lo que pasaba, porque no podían.
Países como España estaban siendo utilizados para que los clientes tuviesen pánico y hubiese más negocioAntes de la crisis, la banca no tenía una imagen tan negativa: su imagen era la del chico simpático de la ventanilla que te guardaba el dinero. Ahora, parece el diablo personificado. Pero entiendo que no todo es blanco o negro.
Soy optimista por el hecho de que hay razones por las que los bancos pueden ser buenos. De 1930 a 2000, el de los bancos era un trabajo muy aburrido. Hacían dinero, pero no eran los 10, 20, 30 millones de dólares que los CEO están cobrando ahora. La razón de que se gane tanto dinero ahora es porque las reglas del juego han cambiado. Los bancos ya no se dedican a aquello positivo que podrían hacer, como servir de fuente de financiación, crear riqueza, ayudar a las empresas, aconsejar a la gente… Eso solía componer el 60% del negocio. Si saltas de 2002 a 2007, te darás cuenta de que ese no es más que el 10% del negocio, y el resto, las apuestas de inversión tipo casino. Por eso no digo que los bancos sean malos, sino que tienen que ser más aburridos, ganar menos dinero, ser más transparentes, más simples. La cantidad de dinero que se llevan ahora es injusta para la sociedad, porque se llevan todos los beneficios, y cuando no lo hacen, las pérdidas se socializan en forma de rescates bancarios.
¿Cuándo fue la primera vez que te sentiste defraudado por Goldman Sachs?
Cuando Goldman Sachs fue demandado por fraude. Mi reacción inicial fue muy defensiva: ¿cómo han ido detrás de nosotros si somos los mejores? Pero cuando nuestro CEO Lloyd Blankflein testificó en el congreso, empecé a oírle decir cosas que no tenían relación con lo que yo creía que debía ser el negocio: no debemos decirle a los clientes lo que realmente sabemos, es cosa suya saberlo, no tenemos por qué se transparentes. En mi cabeza, esa idea de que es correcto engañar al cliente era muy desilusionante, porque no entré en este negocio para timar a nadie, sino para establecer relaciones de confianza en las que todos saliesen ganando. 
Los clientes me decían “no confío en Goldman Sachs, pero hago negocios con vosotros porque tenemos que hacerlos”. Me decepcionó escucharlo, porque si tus principios son la confianza y la reputación, un cliente no puede decirte que hace negocios contigo porque no le queda más remedio. Esto me llevó a un período de introspección. Los clientes no confían en los bancos porque saben que están intentando engañarlos. Me aparté de todo y decidí dejar de fichar estudiantes, porque no creía que el sistema fuese a cambiar a no ser que la gente de dentro de la industria cambiase.
Curiosamente, Blankflein afirmó una vez que lo que Goldman Sachs hacía era “el trabajo de Dios”.
Tengo que decir que esas declaraciones se sacaron de contexto, no eran más que una broma. Lo que sí es verdad es que, cuando enciendes la televisión, ves que los bancos están intentando convencer al público de que se dedican a realizar obras benéficas y ayudar a los demás, a la gente de Nueva Orléans, a las víctimas de las catástrofes naturales… Intentar convencer a la gente de que es a eso a lo que te dedicas puede ser muy engañoso, porque el 80% de su negocio es hacer tradingtipo casino. Si ves la cuenta de Twitter de Goldman Sachs, sólo hablan del dinero que donan, cómo reconstruyen cosas y dan dinero a los pobres. Deberían decirle al público lo que realmente hacen. Si somos un hedge fund, deberíamos contar cómo hacemos dinero, pero no lo hacemos. El público se merece más que eso.
Utiliza en el libro el término “gente moralmente corrupta”, que al fin y al cabo, es con la que debía codearse en su día a día.
Creo que el 90% de los trabajadores son gente normal y esforzada, “soldados”, que simplemente tienen una misión. Apunto a los líderes de esas firmas porque, ¿de qué otra forma te vas a comportar en una compañía que de la manera que tu jefe te dice que debes comportarte? Cuando surgen escándalos como los de Fabrice Tourre o JP Morgan,  ves que los bancos intentan culpar a los ejecutivos de medio y bajo nivel, pero ¿quién más tiene la responsabilidad que la dirección de la compañía? Los directivos deben dejar de culpar a los mandos intermedios y empezar a culparse a sí mismos, no solo porque permiten actividades como vender productos tóxicos, sino que lo incentivan pagando bonus cada vez más mayores a la gente que lo hace. La gente moralmente corrupta potencialmente puede emerger cuando el sistema los permite. El ejemplo más claro es que hace cinco años tuvimos una crisis que destruyó el 40% de la riqueza global. ¿Cuántas personas fueron a la cárcel? Ninguna. ¿Cuál es la razón? Que muchas de estas prácticas poco éticas son legales. Las leyes tienen que cambiar, que es algo muy obvio, pero los bancos están haciendo todo lo posible para que las leyes no cambien.
Sin embargo, Bernard Madoff sí acabó en la cárcel. Quizá porque él estafó a ricos.
Su ejemplo es diferente porque lo que hacía era obviamente criminal y muy fácil de denunciar. Lo que ocurre ahora con los bancos es que tienen legiones de abogados que les ayudan a caminar por la delgada línea que separa lo legal de lo ilegal. Siempre hay una letra pequeña que los protege. Eso es muy difícil de perseguir. Las leyes tienen que cambiar para que los que las rompen no paguen una pequeña multa, sino que vayan a la cárcel.
Personalmente, ¿no tuvo mala conciencia, al ser consciente de que era parte del juego que detestaba?
Algo muy triste fue que las compañías me mandaban muchos estudiantes para orientar, y hubo un momento en el que empecé a evitar esas llamadas, hasta que dejé de atenderlas por completo. Fue algo muy difícil para mí, porque una de las cosas que más me gustaban era la idea de ayudar a la nueva sangre igual que los veteranos me ayudaron a mí. Fue un proceso que comenzó con las acusaciones de fraude y continuó año y medio después, en el momento de la crisis de la deuda soberana europea que afectó a España, Portugal y Grecia, cuando me di cuenta de que estaban siendo utilizados para que los clientes tuviesen pánico y hubiese más negocio. Era algo que tenía implicaciones en el mundo real, que traspasó la línea de lo que consideraba correcto.
En muchos casos, uno tiene la impresión de que los inversores no actuaban con maldad, sino que de veras creían que hacían lo correcto. Lo cual los hacía aún más peligrosos. ¿No se daban cuenta de lo que hacían?
No. Es un poco como el experimento de Stanley Milgram. Cuando un ser humano se encuentra en un sistema donde alguien en una posición de autoridad les está diciendo que está bien hacer eso, ve que nadie va a la cárcel, y además, gana millones de dólares, empieza a racionalizarlo y a pensar “si esto estuviese tan mal, ¿por qué me dejarían hacerlo?” Es un factor importante. En una historia del libro hay una gran reunión donde una valiente mujer se levantó y preguntó qué pensaban de la desaparición de la ética en la organización. La respuesta fue que “tenemos familias y somos buenos con ellas”. Esa era su manera de justificar lo ocurrido, dando dinero a actos benéficos, pero hay un gran número de personas haciendo cosas muy poco éticas en su trabajo que se comportan correctamente en su vida privada. Es un sistema del que es difícil escapar.
La mentalidad que existe entre los empleados es 'disparar a los demás', hasta ser el último que quede en pieEn el libro habla de “disparar a un trabajador” (“shoot somebody”), es decir, forzar su despido. ¿Es algo habitual?
Sí. Goldman Sachs antes era una empresa privada, y los socios querían estar seguros de que la nueva generación que criaba se comportaba de manera adecuada. Es decir, tienes que tomar decisiones con el futuro de la organización y de tus clientes en mente, entonces harás decisiones más morales y más éticas. La transición de los banqueros a lostraders lo ha convertido en “hay que ganar a toda costa”. Jack Welch, CEO de General Electric, escribió una evaluación de la cultura de empresa que decía básicamente que la persona más tóxica para la organización es esa que está obteniendo grandes ganancias pero se está portando mal. La forma de recuperar la moral es “disparar” a esa gente, librarse de ella, porque si los jóvenes que vienen de la universidad ven ese comportamiento, pensarán que esa es la forma en la que han de comportarse. Hoy en día, la mentalidad que existe es “disparar a todo el mundo”, como si se tratase de una competición en la que el objetivo fuese librarse de los demás hasta ser el último que quede en pie.
La cultura de empresa de Goldman Sachs tenía la reputación de ser una de las mejores del mundo. ¿Terminó convirtiéndose en una secta?
Sí, pero ser una secta puede ser buena o mala. Creo que el modelo de Goldman Sachs, con integridad, trabajo en equipo, etc., funcionaba. De hecho, durante los primeros años, me gustaba comentar que esa era la razón por la que Goldman Sachs había sobrevivido, que no había sido la suerte. Tenían principios y en el año 2000, incluso en los medios de comunicación, la gente sólo tenía cosas positivas que decir de la marca, la reputación, la cultura de la empresa. El comportamiento empezó a cambiar y la cultura empezó a desintegrarse poco a poco. Un día te dabas cuenta de que le insistías a los estudiantes con la “cultura”, y que “lo importante es el cliente” y luego llegaban a la empresa su primer día y veían todo lo contario. Es algo corruptor, porque no lo pueden entender. ¿Cómo se puede decir eso y luego estafar a los clientes? Pero ser una secta puede ser bueno, porque la gente defendía la marca y su cultura sin hacer estupideces ni tomar decisiones tóxicas.
¿Cree que los banqueros han aprendido algo de su libro?
Es difícil saberlo, pero sé que hace dos semanas, Goldman Sachs anunció que iba a rediseñar completamente la evaluación de sus empleados y su sistema operativo. En lugar del dinero que hacen, van a fijarse en el trato que establecen con el cliente, la confianza y en su manera de mantener la reputación. Si es de verdad o simplemente una manera de hacer relaciones públicas, es pronto para decirlo, pero definitivamenteno creo que estos bancos vayan a cambiar su comportamiento. Por eso señalo al final a los políticos, ya que si los bancos pueden salirse con la suya es por ello. Hay tres cosas que tienen que mejorar: los derivados necesitan volver a ser regulados, se debe prohibir apostar contra tu propio dinero y los bancos deben ser divididos en piezas más pequeñas de manera que no sean tan grandes como para arrastrar a todo el sistema con ellos.