sábado, 28 de mayo de 2016

APOSTÓLICA SANTA MADRE IGLESIA, Y ESPECULADORES PAPALES, LA MAYOR Y MÁS RICA MULTINACIONAL DEL MUNDO. ¿QUÉ PODEMOS APRENDER DE LOS MAYORES Y MÁS EXPERIMENTADOS ESPECULADORES DE ESE MUNDO TERRENO Y TEMPORAL?



La Iglesia con el paso del tiempo se ha ido convertido en la mayor multinacional capitalista del mundo.  Para ser un buen especulador, qué podemos aprender de la Iglesia, Papas, Cardenales y demás personajes del gremio de los capellanes. Pues el mismo principio de "haz lo que yo hago, pero no lo que yo predico". Desde hace siglos, la Iglesia ha considerado que es de usureros y pecaminosos prestar dinero, y los capellanes lo tenían bien claro en sus predicas, pero la verdad es que es de buenos especuladores cobrar pingues beneficios, porque sin ganancias, incluso los mismos capellanes no comen ni pueden mantener sus palacios, monasterios e iglesias. 



Entonces ¿cómo se lo montaba la iglesia para no ir en contra de su prédica apostólica anti- usura?. Pues el caso de la compra-venta de indulgencias, sobretodo para obtener fondos con los que  financiar la construcción de la basílica de San Pedro en El Vaticano, era un ejemplo de ellos. De todos modos el "Óbolo de San Pedro" (las ofrendas de los fieles), ha sido desde que apareció la Iglesia en este mundo, uno de los tradicionales medios para obtener fondos con los que sufragar los gastos de la Iglesia, los Papas y toda su corte de capellanes.



 En principio los papas vivían de sus derechos feudales, pero a consecuencia de las revoluciones de 1840 que asolaban la Europa surgida tras el Tratado de la Santa Alianza tras la caída de Napoleón Bonaparte, el gobierno papal, al tener cortada su fuente de ingresos se vio obligado a recurrir a préstamos, con frecuencia de los Rothschild, a fin de hacer cuadrar las cuentas y mantener a flote la maltrecha barca de San Pedro durante las décadas posteriores cuya fuente básica de ingresos era el "Óbolo de San Pedro" (es decir, los donativos de los fieles y laicos).  En consecuencia, los nuevos papas del siglo XIX, al igual que algunos de sus predecesores medievales, dependieron de banqueros judíos para su supervivencia financiera, debido a la prohibición católica que pesaba sobre la usura, o préstamo de dinero con interés. James de Rothschild presidente de la sucursal parisina del banco familiar, se convirtió en el banquero papal, y el principal respaldo financiero y agente del papado hasta 1859, aunque la Casa Rothschild seguiría financiando las necesidades de la Santa Sede hasta fechas previas a la Segunda Guerra Mundial cuando la Santa Madre Iglesia, por fín, ya se había dotado de una sólida estructura de independencia financiera.


BARÓN JAMES DE ROTHSCHILD

Los papas siempre que tenían apuros financieros, recurrían a prestamos importantes de los Rothschild, hasta tal punto que incluso los funerales, cónclaves y coronación de los papas de ya entrado el siglo XX, también eran financiados por préstamos de los Rothschild, lo cual prueba la importante influencia de los famosos banqueros judíos con los papas, aunque de cara a la galería los papas evitaban ser identificados como partidarios de los judíos, que en muchos lugares se confinaban en gettos y separados del resto de la población que les eran claramente hostiles desde hacía siglos y los consideraban como herejes usureros. Pero para los todopoderosos banqueros judíos Rothschild, el Santo Padre, igual que cualquier otro negocio solvente, era un buen riesgo, pues el tiempo demostró que invertir en la fe religiosa y la especulación capitalista acababan teniendo una buena relación por ser una institución milenaria y muy arraigada en la sociedad. 


BARÓN JAMES DE ROTHSCHILD

Sentenciaba Monseñor Mario Mocenni, uno de los más conocidos administradores de las finanzas papales:  "Si el dinero tuviese religión, sería judío, pero afortunadamente no la tiene; por lo cual puede ser venerado por cualquiera". Tal es la consideración que se tiene al "dios dinero", incluso entre los propios cardenales administradores de finanzas papales  y "ministros del Señor", que al final han acabado por reconocerlo al convertirse en típicos capitalistas involucrados en toda variedad de inversiones que permitieran sostener financieramente la colosal infraestructura milenaria de la Santa Madre Iglesia. Y es que en los ambientes católicos se denunciaba constantemente la perversidad de los judíos y su tendencia a explotar económicamente a los buenos cristianos por medio de su presunto control monopolista del capital financiero:   "Es un pulpo gigante ( el judaísmo) que con sus tremendos tentáculos lo envuelve todo. Tiene su estómago en los bancos... y sus ventosas están por todas partes: en los contratos y en los monopolios... en los servicios postales y en las compañías de telégrafo, en el transporte marítimo, en los ferrocarriles, en el tesoro y en las finanzas estatales. Representa el reino del capital....la aristocracia del oro.....Reina sin ninguna oposición.


MONSEÑOR MARIO MOCENNI

En el pasado todo el mundo vivía pendiente de que sus pecados fueran perdonados, con lo cual eran inevitables las ofrendas al Óbolo de San Pedro, que es como decir pagarle el sueldo al Papa, simplemente por ser el Santo Padre, el representante de Dios en esa tierra de pecadores, del cual por encima de él sólo había Dios, y por debajo de él, todos los reyes y emperadores. En toda la cristiandad, el orbe cristiano, los cardenales y obispos no se olvidaban nunca de organizar y promover en cada una de sus diócesis de cada país, la "caritativa" colecta del óbolo de San Pedro que debe de demostrar todo "buen cristiano", con argumentos del tipo "Dios ama al que da con alegría", tal como está señalado en el Nuevo Testamento de la Biblia. Contribuir al Óbolo de San Pedro era lo más parecido a hacer un generoso donativo a Dios Nuestro Señor.  




 Pero tras la caída del  Imperio Napoleónico, y el nuevo escenario del Tratado de la Santa Alianza, Europa pasa por una época de convulsiones y revoluciones por superar ls modos del Antiguo Regimen derribado inicialmente por la Revolución Francesa, la Iglesia de Roma se encuentra despojadas de los ingresos de los antiguos Estados Pontificios, donde tenían derechos de naturaleza feudal, y reducidos en esa pequeña parcela que llaman Vaticano, y desde entonces en adelante los Papas tenían que vivir de las ofrendas de los fieles de todo el mundo (conocido como el óbolo de San Pedro), y con el paso del tiempo no les quedó otro remedio que canalizar todo ese monto de las ofrendas a buenas inversiones que las multiplicaran las ganancias obtenidas con el excedente de tales ofrendas al Papa por parte de los fieles con los que financiarse a si misma y devolver con intereses los préstamos de los Rothschild. Y ya luego incorporando como gestores financieros de todos los ingresos procedentes del Óbolo de San Pedro y el dinero procedente tanto de la Ley de Garantías de 1871 como del Tratado de Letrán acordado en 1929 con el Duce Benito Mussolini con el que el Estado italiano indemnizaba cada año al pequeño Estado Vaticano para sus necesidades financieras, a personajes como Bernadino Nogara fue como la Iglesia se convirtió en la empresa más rica a nivel mundial. 

Se pasa el cepillo por las misas, para canalizarlas hacia la tesorería vaticana del Santo Padre, y un astuto gestor financiero multiplica los capitales con acertadas inversiones. Y sin contar los inmensos tesoros secretos que hay en las bóvedas y catacumbas subterráneas del Vaticano, de incalculable valor, y con la que se terminaría el hambre de todo el mundo.



Gran parte del dinero que absorbía El Vaticano acababa depositado en bancos extranjeros, especialmente los de los Rothschild en Paris (el banquero extra oficial de los Papas), en la Société Général de Bruselas, y en el Banco de Inglaterra. El Papa y los cardenales que administraban la inmensa fortuna vaticana, utilizaban a los nuncios papales como agentes de operaciones financieras en el exterior, especialmente para buscar cuentas bancarias, acciones y bonos convertibles con los que mantenerlos diversificados y ocultos, en lugar de acciones de empresas que empezarían a hacer operativas cuando confiaron la gestión a Bernardino Nogara, un mago de las finanzas y genial especulador. Y naturalmente para poder devolver los continuos préstamos de los Rothschild, los gestores financieros papales les transferian el dinero en efectivo y en oro desde los distintos bancos extranjeros, siendo los altos capellanes asiduos y discretos visitantes de los bancos de los Rothschild. Así que a resumidas cuentas, con el advertimiento de la Revolución Industrial, la alta cúpula de la Iglesia se olvidó de su predica contra la pecadora usura y se involucró como un elemento más del engranaje capitalista mundial que movía el mundo del dinero.




Como que las grandes fortunas se suelen hacer en épocas de expansión de la construcción, y el Vaticano aprovechó para invertir grandes cantidades de dinero procedente del excedente de los donativos y ofrendas de los fieles en bienes raíces durante las épocas de recesión económica que los inmuebles estaban más baratos, para aprovecharse de las fuertes subidas de precios en el nuevo ciclo económico al alza. El Vaticano: ese estado tan minúsculo, que aparentemente sólo vivía del turismo, de sus museos, de la venta de tus sellos y figuras religiosas,  de su propia banca (también es paraiso fiscal a su manera), saturado de empleados y cargado de salarios, necesitaba otra fuente extra de ingresos, y para ello no le quedó otro remedio que meterse a inversor capitalista.



Como ya he expuesto, el mago de las inversiones vaticanas fue Bernardino Nogara, que se hizo cargo de los dineros de la Iglesia de la mano de Pío XI y Pío XII. "La peor calamidad humana desde el Diluvio" decía Pío XI sobre la gran depresión, con lo cual se hizo necesaria la acción de recuperarse económicamente de una situación ruinosa e insostenible. Testimonio apostólico del crack bursátil de 1929 y la Gran Depresión, el Papa Pío XI nos dejó su receta económica  para salir de la crisis: "Lo que se necesita es restaurar la ley moral, divina y humana.....esta es la tasa de cambio más sólida", y eso resumía de alguna forma la nueva doctrina capitalista de la Santa Madre Iglesia.


BERNARDINO NOGARA

Decidida la diversificación de las finanzas vaticanas por parte de sus gestores y el visto bueno papal, hacia finales de la década de 1930, no había prácticamente  ningún sector de la economía italiana donde el Vaticano no tuviese participación de algún tipo, a excepción de la agricultura. De alguna forma los dineros dineros ocultos del Vaticano eran el sostén de buena parte de la economía italiana.



El financiero papal Bernadino Nogara decía que tanto Gran Bretaña, Canadá, como Estados Unidos habían eximido al Vaticano de la aplicación de sus obligaciones impositivas mediante Concordatos. Y mediante estos Concordatos la Iglesia estába libre de pagar muchos impuestos en países católicos, que aparte más en tiempos actuales se les deja marcar la casilla de la declaración de la renta para poder donar el excedente de impuestos a la obra apostólica de la Iglesia (escuelas, hospitales, misiones, etc..). Las organizaciones que dependían de la Santa Sede o de la Iglesia, estaban exentas de casi todos los impuestos, incluido el impuesto de bienes inmuebles a pagar a los municipios, lo cual fue otro de los más destacados éxitos de los gestores financieros del Vaticano.


Nogara también jugó su parte importante en la relación que se inicia entre la Iglesia e Italia a partir de 1929. Su administración tan exitosa de las finanzas vaticanas estableció los cimientos económicos necesarios para el apuntalamiento del poder católico en Italia durante los doce o quince años posteriores a 1948.  Su estrategia de inversiones fue muy exitosa. Diversificó en muchos sectores las inversiones vaticanas, en fábricas, minas, comercios, productores de armas y municiones, fabricantes de condones, explotación de burdeles, etc..., aparte hizo muchas operaciones de arbitraje, que eso es una operación bancaria que consiste en comprar valores en otra plaza, para revenderlos simultáneamente en otra plaza en la que su curso está más elevado, o sea dicho literalmente: la especulación aprovechando información privilegiada gracias a disponer de buenos contactos por las redes mundiales donde la Iglesia de Roma extendía y expandía sus tentáculos.



El dinero de Mussolini obtenido por el Tratado de Letrán de 1929 fue sólo el comienzo de un colosal imperio económico que creció en poco tiempo alrededor de la Santa Sede. Como he señalado el artífice de este milagro económico fue Bernardino Nogara, un hábil financiero oriundo de Milán que no vaciló un instante a la hora de implicar al Vaticano en toda clase de negocios: desde el comercio de armas a las actividades que, hasta aquel momento, la doctrina católica había considerado como usura.



Con la incorporación de Bernadino Nogara, sesenta años de incertidumbre y dificultades habían desaparecido como por ensalmo. La Iglesia volvía a ser rica. Las ratas abandonaron San Pedro, se pagaron los salarios y se contrató nuevo personal para hacer funcionar la burocracia eclesial. La pesadilla de la constante falta de dinero por parte de los Papas había quedado atrás. Sin embargo, Pío XI consideraba que su misión no había terminado al confiar la gestión de las finanzas vaticanas a Nogara. El éxito había sido grande, pero dispuso que desde entonces era necesario trabajar para que nunca más se volviera a dar una situación semejante de dejar la Santa Sede en números rojos.



 Habría sido muy bonito tapar las goteras e invertir el resto de esa fabulosa cantidad de dinero en las muchas obras de caridad que dependían de la Iglesia. Habría sido bonito, ejemplar y  muy cristiano repartir el dinero de las donaciones de los fieles en obras de caridad, pero era poco realista y lo mejor era destinar el dinero en inversiones que garantizaran buenas rentas. El «papa rey» no sólo necesitaba disponer de un Estado soberano para ser independiente, sino que debía disponer de unos fondos suficientes que le permitieran no tener que volver a mendigar favores de nadie, ni a los Rotschild, ni a los jefes del Estado Italiano. 



Para administrar la fortuna obtenida a través del Tratado de Letrán, el Papa creó la Administración Especial de la Santa Sede (Amministrazione Speciale della Santa Sede), y al frente de la cual colocó a Bernardino Nogara. Anteriormente habían existido en el seno de la Iglesia órganos similares: en 1887 León XIII constituyó una comisión cuya función consistía en «guardar y administrar los capitales de las fundaciones pías». En 1904 Pío X modificó este organismo y, posteriormente, cambió su nombre por el de Comisión para las Obras de Religión, ampliando su actividad a toda Italia. Sin embargo, nunca antes en los tiempos modernos se había verificado una entrada semejante de tan abundante capital. La recién creada Administración financiera vaticana invirtió el dinero de forma bastante juiciosa: un tercio en acciones de industrias italianas, otro en inmuebles y un último tercio en divisas y en oro.



EL CARDENAL GASPARRI Y MUSSOLINI FIRMANDO
EL TRATADO DE LETRÁN

Los colaboradores de Nogara le consideraban un sujeto un poco amanerado. Siempre iba sobria pero impecablemente vestido y su característica más notable era una inteligencia fuera de lo común: hablaba con fluidez ocho idiomas, tenía una memoria fotográfica y una enorme capacidad de cálculo mental. Era el hombre ideal para llevar las finanzas vaticanas, además de procedente de una familia de devotos creyentes católicos. Precisamente el hombre ideal que necesitaba el Papa para ese puesto tan serio como es administrar los dineros de la Iglesia.


La reunión en la que Nogara accedió a hacerse cargo de la Administración Especial de la Santa Sede es tal vez una de las pocas que no figuran registradas en el calendario papal. Para aceptar el puesto de principal gestor de todas las finanzas vaticanas, Bernadino Nogara tan sólo le puso una condición a Pío XI: en ningún momento tendría que atenerse a criterios doctrinales o religiosos a la hora de realizar sus inversiones (ya que igual iba a aprovechar la industria del armamento, como la de los anticonceptivos, y la red de burdeles, entre otras que oficialmente podrían considerarse "pecado" por parte de la doctrina oficial de la Iglesia), y que no habría clérigos en la institución mientras él fuera el administrador principal. Aparte, no se le pondría ninguna traba para invertir en cualquier país que decidiese. El Santo Padre tuvo el acierto de aceptar la exigencia de Nogara.  Y una vez logrados sus propósitos, Nogara abandonó la tradicional política económica vaticana de tener «todos los huevos en la misma cesta» y diversificó sus inversiones en diferentes entidades bancarias, incluidas algunas suizas y francesas, que pasaron a estar representadas en el staff de la Administración Especial. 


El trabajo de Nogara fue considerado de tan vital importancia que se convirtió en el único funcionario del Vaticano que tenía total libertad para acceder al pontífice a cualquier hora del día. Nogara procuró una mayor seguridad para al menos parte del dinero del Vaticano, invirtiendo en propiedades, una reacción natural en épocas de recesión económica, con lo cual la Iglesia se pudo enriquecer de forma escandalosa con la especulación inmobiliaria.



El cardenal Spellman, el principal artífice que canalizaba las ofrendas y donativos de los católicos norteamericanos al Vaticano, con motivo del fallecimiento de Nogara, dijo en 1959: «Después de Jesucristo, lo mejor que le ha sucedido a la Iglesia ha sido Bernardino Nogara»





Nogara tuvo el completo permiso del Papa para tener vía libre a todo tipo de transacciones financieras, incluida la especulación bursátil y la participación en el accionariado de compañías cuyas actividades colisionaban con las enseñanzas doctrinales de la Iglesia, desde fabricantes de armamento a preservativos, pasando por el monopolio de los burdeles que procuraban sustanciosas ganancias. Todo ello podía ser condenado desde los pulpitos, pero sus dividendos, gracias a las actividades de Nogara, contribuían a llenar las arcas de San Pedro, y por lo menos supo llevarlo con total discreción y sin hacer llamar la atención. 



Pero Nogara no sólo era un hábil financiero, sino un extraordinario diplomático que convenció al Duce de que la Administración Especial de la Santa Sede, por muchas empresas que poseyera, venía a ser una especie de obra social de la Iglesia, por lo que las exenciones fiscales recogidas en las cláusulas 29, 30 y 31 del concordato debían serle aplicadas sin restricción, y así las inversiones de la Santa Madre Iglesia se veían libres del pago de impuestos.



La habilidad negociadora de Nogara representado al Papa frente al gobierno italiano parecía no tener límite. Tras el crack de 1929, gran parte de las inversiones vaticanas en diversas entidades bancarias —el Banco de Roma, el Banco dello Spirito Santo y el Sardinian Land Credit principalmente— corrían un serio peligro. Nogara consiguió vender los intereses del Vaticano en estas entidades a un organismo gubernamental: el Istituto di Ricostruzione Industríale (una institución creada por el fascismo y que serviría de modelo para el Instituto Nacional de Industria español) no a su depreciado valor actual, sino por su valor original. El Vaticano obtuvo de esta operación unos 630 millones de dólares de la época que salieron directamente del gobierno italiano. 



Estas nuevas concesiones financieras de Mussolini no se debían en absoluto a la generosidad del dictador. La donación de Letrán había convertido al Vaticano en uno de los árbitros de la economía italiana, y Mussolini sabía que cualquier signo de inestabilidad en la Santa Sede podría precipitar una crisis financiera. Algún autor ha mencionado además que Nogara era amigo personal de Mussolini, aunque sobre este particular no existe evidencia sólida alguna. 




En 1935 Italia invadió Etiopía y las empresas controladas por Nogara y financiadas por el Vaticano (Reggiane, Compagnia Nazionale Aeronáutica y Breda) se convirtieron en los principales proveedores de armas y municiones del Ejército italiano. Incluso se ha apuntado que el papa financió personalmente la invasión mediante un préstamo. Para aquel entonces, el Vaticano ya había multiplicado de forma sorprendente el monto de la donación original de Mussolini. 




El escritor inglés Anthony Burguess lo describe de forma muy gráfica: «La velocidad a la que el Vaticano se había enriquecido era positivamente obscena, tan innatural como una filmación a cámara rápida en la que se ve en pocos segundos cómo una semilla de mostaza se convierte en un árbol con pájaros cantando en sus ramas». El Vaticano, disponía, pues de un verdadero mago de la ingeniería financiera que se las sabía todas como para multiplicar sus capitales.



Nogara había edificado un impresionante edificio financiero que hacía que verdaderos ríos de dinero fluyeran hacia Roma desde todos los rincones del país. Uno de los temas en los que había puesto mayor cuidado era en sustraer todo este monumental flujo de riquezas al escrutinio público. Para ello, creó un complejo entramado de bancos y compañías de forma que el dinero nunca iba directamente hacía la Santa Sede, sino que terminaba en depósitos secretos de bancos suizos. Sólo Bernardino Nogara, el papa y un puñado más de personas conocían el verdadero alcance de las riquezas del Vaticano. Los demás se tenían que contentar con conjeturar con cifras que la mayor parte de las ocasiones estaban muy lejos de una realidad tan imponente que resultaba difícil de imaginar. 



Con todo, y siendo muy importante, el imperio de Nogara no iba a ser ni mucho menos la única fuente de financiación en este nuevo y próspero Vaticano. En Alemania, aquel Adolfo Hitler que con tan buenos ojos había visto el acuerdo entre Mussolini y la Santa Sede se había convertido en canciller y estaba sumamente interesado en llegar a un acuerdo con el Vaticano. No en vano, el que antaño fue nuncio en Alemania estaba destinado a ser pronto el nuevo papa.





Finalmente, cabe señalar que la economía italiana se benefició enormemente de la presencia del Vaticano y de las actividades de sus financieros, especialmente en Roma, gracias a los ingresos constantes del óbolo de San Pedro a partir de 1860, el capital invertido por el Vaticano en distintos sectores económicos, en particular después de 1929, y a los millones de peregrinos que visitaban la Ciudad Eterna y otros lugares de interés religioso. 



 No hay duda de que la exitosa administración de las finanzas del Vaticano a partir de 1870 proporcionó a la monarquía papal, cada vez más absoluta, un recurso clave en su sus numerosos esfuerzos por ejercer su autoridad y control total sobre el dinero de la Iglesia a escala mundial. Asimismo, la manera en que dicho éxito fue alcanzando influyó, en cierto modo, en el rumbo desarrollado efectivamente por esa monarquía que hoy podemos considerar quizás la más rica del mundo.



Los católicos norteamericanos eran para entonces los mayores contribuyentes al óbolo de San Pedro (un tercio del total), seguidos de Alemania, Italia, Francia y España (las naciones más católicas), y esta posición se ha mantenido desde entonces. En ello influyeron los buenos oficios de Francis Spellman, arzobispo de Nueva York, y el arzobispo Seán Patrick O'Malley muy vinculado  de los Kennedy, que se enriquecieron durante los contrabandos de alcohol de la época de la Ley Seca norteamerica, y cuya familia que daría el primer presidente católico de Estados Unidos. 


EL PRESIDENTE KENNEDY, Y EL PAPA PABLO VI

 Los financieros católicos norteamericanos no conceden préstamos sin garantías, pero fueron los principales sostenedores de la Santa Sede durante buena parte del siglo XX.



Según autores, durante la segunda guerra mundial de cara a la galeria se consideraba que la economía del Vaticano estaba "basada en las donaciones de los fieles, las recaudación de las entradas a los museos y la venta de sellos postales".  Pero durante la guerra y la postguerra, los programas de ayuda humanitaria y asistenciales a víctimas civiles y militares, así como refugiados, deportados, e incluso judíos, se expandieron enormemente por deseo expreso del Papa, y como ejemplo de aplicación de la caridad cristiana.



 El Vaticano dedicaba enormidad de sus recursos económicos como acto de caridad cristiana, con el dinero oculto procedente de Suiza y las riquísima diócesis católicas estadounidenses que salvaguardaban parte de la inmensa fortuna vaticana, así como las ofrendas de los fieles, y supervisados de modo especial por el famoso arzobispo de Nueva York Spellman. Y con ello, con esas enormes cantidades de dinero de la Santa Madre Iglesia, por deseo expreso del Papa se procuró repatriar a refugiados y atraer alimentos que necesitaba la Roma hambrienta de los primeros meses la postguerra.




Y ya por entonces cuando por Europa se dividía por el "Telón de Acero" como lo llamó el inglés Winston Churchill, el enemigo de las libertades pasó a ser el comunismo. Para evitar el triunfo del comunismo en Italia: la última arma de la Iglesia, aparte de financiar numerosas obras para los más necesitados con su abundante dinero disponible, fue la excomunión para todos aquellos que se involucraran de cualquier modo con la izquierda, y ello dio lugar a la creación de la Democracia Cristiana en Italia, muy financiada e influida por la iglesia.


De hecho, y gracias a Nogara, es absolutamente cierto que El Vaticano se convirtió en "uno de los trusts financieros más grandes del mundo" hacia 1948. El IOR ( Instituto de Obras de Religión) no es un banco, pero si bien todas, o casi todas las transacciones bancarias se realizan allí. Es una institución financiera, es la "banca vaticana", aunque malas gestiones como las de monseñor Marcinkus les provocó enormes pérdidas, amén de otros escándalos que se destaparon, entre otros la muerte de Juan Pablo I conocido como el Papa de la sonrisa, "el demonio había penetrado dentro de las grietas vaticanas" como dijo en su momento el Papa Pablo VI.



No fue simplemente que el éxito cada vez mayor de las ofrendas del óbolo de San Pedro parecía hacer innecesaria una política de inversiones sofisticada en este primer período; en esa buena suerte de las boyantes finanzas vaticanas también incluyó la perspicaz comprensión de las ventajas que se obtenían confiando en la ilimitada generosidad de los fieles y no en la incertidumbre de los mercados. Los fieles, cuanto más atacado y vilipendiado era el Papa y mas fuerte era su posición frente a sus enemigos, tanto más dispuestos estaban a ofrendar y contribuir con el óbolo.





Un buen y experto especulador encuentra los tesoros del mundo cuando es capaz de mirar lo que ve . Ése es el secreto: mirar lo que uno ve. La mayoría de los hombres no lo hace. La oportunidad no llama una sola vez a la puerta, lo suyo es un repiqueteo perpetuo. Eso lo sabía Benardino Nogara.  Ahora la oportunidad quizás se llame robótica y pasaron los tiempos de los smartphones y las tabletas. ¿Estarán pensando en ello los astutos especuladores vaticanos?.



Tal fue el conocimiento sobre inversiones y especulación que aprendieron los clérigos vaticanos, que al final hasta George Harrilson, componente de la mítica banda inglesa "The Beatles" compuso la siguiente canción (os dejo la tradución principal):


Mientras el Papa es dueño del 51% de General Motors
Y la bolsa de valores es lo único sobre lo que está capacitado para predicar
El Señor espera que todos despierten y vean
Alabando los nombres del Señor todos seréis libres.

(George Harrison de "The Beatles" en la canción "Awaiting on you all")










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COMENTARIOS DESDE MI CUENTA FACEBOOK:



Xavier Valderas Tal fue el conocimiento sobre inversiones y especulación que aprendieron los clérigos vaticanos, que al final hasta George Harrilson, componente de la mítica banda inglesa "The Beatles" compuso la siguiente canción (os dejo la tradución principal):

Mientras el Papa es dueño del 51% de General Motors
Y la bolsa de valores es lo único sobre lo que está capacitado para predicar
El Señor espera que todos despierten y vean
Alabando los nombres del Señor todos seréis libres.

(George Harrison de "The Beatles" en la canción "Awaiting on you all")

https://youtu.be/IR0kzx43YRc
Saúl Dalmau Paris el cuento del tio crucificado y que resucito al tercer dia,vamos,,,ver para creer y que despues esta calaña aun tenga la cara dura de pedir dinero y que marquen en la casilla en la declaracion,vamos,,,,una mafia
Xavier Valderas Que la iglesia es pecadora, a ninguna persona inteligente se le escapa, pero que también tendrá sus santos y gente de buena voluntad tampoco es excluible. Los caminos del Señor son inescrutables, y como dice la Biblia: "de todo hay en la viña del Señor, amigo Saúl Dalmau Paris". Feliz domingo.
Xavier Valderas
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Mariano Sanchez Crespo · 3 amigos en común
No eres nada respetuoso......y hablas de calaña???? Deberias mirarte al espejo.......Íglesia en toda su amplitud tiene lo que tu no tendrás jamás.........
Blas De Lezo Señor Xavier me gustaría y agradecería que no volviese a etiquetarme nada que no haga referencia a nuestra historia y a ser posible, en especial, evitar cualquier publicación racista, xenófoba, política o religiosa.
Gracias.

Solo historia, historia de España o la hispanidad.
Ángel Manuel González Casado Esto seguro q lo has escrito en el rezo diario del Rosario, no? Capillita!!
Xavier Valderas Dicen que rezar trae buena suerte, y además es una buena inversión, y si no, mira cómo les fue a los capellanes, amigo Ángel Manuel González Casado. Empezaron pasando el cepillo, se hicieron amigos de los Rostschid, pusieron de gestor a un experto especulador (eso sí, muy devoto creyente), que entre negocios de armas, inmobiliarias, burdeles, fabricantes de condones, negocios de banca, monopolios comerciales, etc... terminaron por convertirse en la institución que más dinero controla de todo el mundo, como si fueran los verdaderos benditos. Tan rentable es la inversión en la empresa "Santa Madre Iglesia S.A.", que en vez de hacer una ampliación de capital y salir en Bolsa, como lo hacen bancos, eléctricas o grandes empresas, les basta sólo con pedir una colecta, y pasando el cepillo, todos los fieles de la cristiandad aportan su ofrenda o donativo (pensando que así con tan buena obra sus pecados serán perdonados para mejor vida) y todo ese río de dinero se canaliza hacia el vaticano, donde los distribuyen por sus trust financieros de inversiones y a través de cuentas suizas, offshore y demás paraísos fiscales, y con sus tentáculos extendidos por todo el mundo en los que los nuncios de la Santa Sede, aparte de ejercer de embajadores papales, ejercen también de agentes financieros que distribuyen y controlan las inversiones papales, aparte de intercambiarse las informaciones privilegiadas. ¡Es el reino de los cielos sobre la tierra!,.....enfín, que nadie sabe tanto sobre dinero, inversiones y especulaciones, como los capellanes que saben los secretos de los confesionarios. Feliz domingo. 
Xavier Valderas Javier Soto Pérez Gracias tocayo. Feliz domingo. 
Xavier Valderas
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Ángel Manuel González Casado Ya día del Corpus que tienes!

Xavier Valderas Ningún problema, amigo Ángel Manuel González Casado: los pecados están para eso: para ser perdonados. ¡Feliz domingo!. 
Ángel Manuel González Casado Igualmente, salao! Y si no hay pecados, no hay Iglesia...

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