domingo, 10 de febrero de 2013

PRONTO APENAS SEREMOS UNA DOCENA DE BANCOS EN ESPAÑA


Los más viejos del pueblo, y los que ya empezamos a peinar canas, todavía nos acordamos de aquellos tiempos en los que en nuestro país habían entre cajas y bancos, más de 100 entidades financieras distintas, con algunos pueblos con alguna sucursal casi cada dos calles, y prácticamente todos los municipios de España tenían como mínimo alguna sucursal de banco o caja. Hoy en día en España, apenas tenemos poco más de una docena de entidades financieras, y todo apunta de que vamos camino a tener menos. 

Los más viejos del pueblo se acuerdan de aquellos tiempos de Franco, en los que se respetaban los valores y el sentido común del trabajo, las normativas e impuestos apenas eran insignificantes en comparación con los actuales, y cualquier tonto con un poco de pericia en la profesión, se metía a empresario, y si trabajaba duro y con constancia, prosperaba. Valores que hoy en día entre la corrupción política-judicial, los excesivos impuestos, la multitud de normas, y la falta de amor al trabajo y al riesgo, se han ido perdiendo. 

En aquellos tiempos, el director de la caja o banco, un señor que habitualmente solía tener una bonita casa, era una persona con cierta consideración entre la población, pues tenía cierta autonomía y capacidad que le otorgaba el mismo banco, para asumir los compromisos y riesgos de quienes venían a solicitarle un préstamo, pues gracias a ellos y al amparo de los valores y costumbres de la época, muchas empresas que desde entonces se creaban de la nada, conseguían llegar lejos superando situaciones difíciles y complicadas, gracias al voto de confianza y los buenos oficios del director de la sucursal que confiaba en la capacidad de trabajo y de superación de los emprendedores para que sus créditos serían devueltos, utilizando los ahorros de toda la gente del pueblo que se los dejaba en guarda y custodia. Por ello entre la población gozaba de cierto status relevante, y eran bien considerados, sobretodo por los más viejos del lugar. 

Pero luego los tiempos cambiaron, paralelos al nuevo modelo de crecimiento económico y al cambio político-social de los últimos 35 años. Entonces en esa nueva étapa, todos los bancos y cajas abrían cuantas más sucursales mejor, en especial en aquellos lugares donde más circulaba el dinero y se asentaban mayor número de empresas. Dichos cambios políticos, económicos y sociales, ya no  vienen como en los esquemas anteriores, y los bancos empiezan a informatizarse con el advenimiento de los ordenadores y las nuevas telecomunicaciones. Ya los directores de sucursales no conocen de primera mano los propósitos de quienes vienen a pedirles préstamos, a los que antaño trataban y conocían en persona. Ahora el director de sucursal, más que ser cierto cómplice de los emprendedores que vienen a solicitar los créditos, pasa a convertirse en el responsable de la oficina, y naturalmente su misión se trata de que cuanto más dinero y beneficios genere, mejor, ya que se llevan ganancias en forma de primas, en función de la cantidad de productos financieros comercializados. Desde entonces casi todas las decisiones bancarias vienen programadas desde las direcciones centrales y las aprobaciones o negativas de riesgo, ya las determina el ordenador después de introducir todos los datos. Ya no hay lugar para la valoración positiva de la persona y de su buen sentido en los negocios como se hacía antes; desde entonces las mismas direcciones centrales marcan las pautas y protocolos a seguir para cada caso. Entonces, a traves de las nuevas herramientas informáticas, empezaron a ser las máquinas programadas de cada banco o caja las que decidían sobre si conceder los préstamos, cosa que les llevó a conceder créditos a personas y empresas que al final han resultado ser insolventes, con todo lo que ha supuesto de dañino para ambas partes. Por otra parte, los créditos que se concedían eran anotaciones en cuentas bancarias, avaladas por solicitudes hacia terceros bancos cuando se vaciaban sus propios depósitos, hasta que alguien se dio cuenta que entre que los bancos y cajas se fiaban los unos a los otros, todo eran anotaciones al fiador, y ese dinero no existía, con lo que en cuanto alguien de las altas instancias financieras internacionales finalmente se da cuenta de ello y da la voz de alarma, estalla la burbuja financiera, y con ello la burbuja inmobiliaria, ya que la actividad del ladrillo es prácticamente inexistente si no viene respaldado por aval bancario, con todas las desastrosas consecuencias que luego acompañan, extendiéndose como un efecto dominó. Esto a llevado a la situación actual en la que, al no tener dinero los bancos, y a pesar de las repetidas inyecciones de dinero público de los contribuyentes para que no se colapse el sistema financiero, hoy por hoy los bancos sólo conceden crédito quien es capaz de demostrar que en realidad no lo necesita, o sea, la puesta en práctica de siempre de la típica máxima de “sólo se presta a los ricos”. Y esto que al haber ido los bancos y cajas demasiados expuestos al riesgo del ladrillo, se encuentran ahora que la vivienda vale menos de la mitad que hace unos 5 años, con lo cual ese valor especulativo en dinero se ha esfumado completamente, y prácticamente no existe, creando una gravísima y seria crisis de solvencia que ha necesitado rescate gubernamental a través de los impuestos de todos los ciudadanos contra quienes, hablando en cristiano, se les ha socializado las pérdidas generadas por dichos bancos y cajas, y naturalmente esa es una causa más por la que han ido subiendo tan bruscamente los impuestos y se han extendido tantos recortes en servicios públicos. 

Os habréis dado cuenta de que antes del estallido de la burbuja financiero-inmobiliaria, casi había un banco o caja en cada esquina de cada pueblo, que tocaba a una casi cada entre unos 500 y 800 habitantes, y con el grifo del dinero siempre abierto como si fuera inagotable. Eso es lo que llevó al sobrecalentamiento económico artificial en los pasados años de la bonanza, del cual tanto políticos como responsables del Banco de España o la CNMV, irresponsablemente hacían la vista gorda sin prever las desastrosas consecuencias que ahora estamos pagando. Con lo cual es inevitable señalar que la mayor parte de la culpa sobre la crisis económica que ahora padecemos es la clase política, en especial los que directamente enlazan con las autoridades monetarias (presiente del gobierno, gobernador del Banco de España, presidente de la Comisión Nacional del Mercado de valores, ministro de Hacienda, entre otros). Claro que con tanto banco y caja, muchos encontraban la solución a sus problemas de financiación: pedían préstamos pequeños a cada sucursal, y sumando lsa de todas, conseguían un gran capital para sus fines, y con ello ahora con las dificultades del momento, las entidades financieras se han encontrado con mayor diversificación de los riesgos asumidos anteriormente. Cada banco o caja hacía su propia competencia, y cada uno te daba su propio regalo o facilidad con tal de conservarte como cliente, de lo que me acuerdo por ejemplo de la existencia un banco que se ofrecía para vender stocks de coches Mercedes a precio de coste, entre otras diversificaciones comerciales. Pero al final, por sí solos no han podido tener suficientes recursos para aguantar, con lo que no les ha quedado otro remedio que fusionarse y cerrar montones de oficinas, así como despedir a miles de empleados, para poder mantener su solvencia. Aparte de que para recibir dinero del rescate europeo con los que tapar sus agujeros y sanear sus balances, han tenido que aceptar exigencias de Bruselas que les han impuesto cerrar las sucursales no rentables, fusionarse y despedir el personal sobrante, con lo cual,  el mapa de la banca española inevitablemente ha cambiado completamente en los últimos años. Hace tan solo unos tres años, entre bancos y cajas habían casi un centenar de entidades distintas. Hoy han desaparecido todas las cajas de ahorros y sólo quedan 16 bancos. Hoy en esos momentos en España sólo quedan los siguientes 16 bancos:

1. NovaGalicia Banco. Con sede en La Coruña y Vigo (nacionalizado)
2. Liberbank. Con sede en Oviedo
3. Banco de Santander. Con sede en Santander
4. Bankinter. Con sede en Santander
5. BBVA. Con sede en Bilbao
6. KutxaBank. Con sede en Bilbao.
7. CaixaBank. Con sede en Barcelona.
8. Banco de Sabadell. Con sede en Barcelona.
9. Catalunya Banc. Con sede en Barcelona (nacionalizado)
10. Banco Ceiss. Con sede en Valladolid y León
11. Ibercaja. Con sede en Zaragoza.
12. Banco Popular. Con sede en Madrid
13. Bankia. Con sede en Madrid (nacionalizado)
14. Unicaja. Con sede en Málaga
15. BMN. Con sede en Murcia (parcialmente nacionalizado) 
16. Banca March. Con sede en Mallorca.

En los mentideros financieros-políticos se dice que de las 16 entidades todavía se van a reducir más. El Banco Ceiss, ahora mayoritariamente estatal se integrará en Unicaja Banco. Novagalicia Banco y Catalunya Banc serán subastadas. Por tanto en España en unos meses eso posible que sólo hayan 13 bancos frente a los casi 100 bancos y cajas que teníamos hace sólo tres años. 

Otro tema son los bancos extranjeros que tienen sucursales en España, como sería el caso del Deutsche Bank, entre otros, o las sucursales de bancos marroquíes o de demás países que aprovechan las remesas de la distinta inmigración que envían el dinero que obtienen en España a sus países de origen.





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