Decía Gordón Gekko, el protagonista de la película “Wall
Street”, que no se trata de idealismo ni que capitalismo, sino de realismo. También
dijo que el dinero no sólo nunca duerme, sino que además “ni se crea ni se
destruye, solamente se transforma”, desde el punto de vista de casino bursátil,
donde todo es como un juego. Cuando se gana más dinero del que se gasta, una
parte cubre las necesidades vitales, una segunda parte se destina a ahorro por
si acaso vienen malos tiempos, y la tercera parte, pues sólo se dedica al juego
cual casino (inversiones, bolsa, fondos riesgo, fondos derivados, fondos
futuros, fondos apalancamiento, y toda cualquier modalidad de ingeniería
financiera), pero a casi nadie le gusta (salvo al los tontos) darle el dinero
del sudor de su trabajo, o del riesgo de su apuesta, a hacienda, que
básicamente lo destina a engordar los bolsillos de los políticos o de los funcionarios,
los dos estamentos sociales más parasitarios y que casi nada positivo aportan a
un país, ni son productivos ni generan riqueza, y encima hay que mantenerlos.
Otro tema es que quieran entrar en el juego los que no tienen nada, de los prestados, ya que en todo juego, se gana o se pierde, que para eso hay sus propias reglas. Eso de eliminar los “paraísos fiscales”, no se lo cree nadie que sea lo sobradamente experimentado en temas de dinero. Quizás sea posible que dejen de ser “paraísos fiscales”, obligando los gobiernos a los bancos a que sus usuarios tanto extranjeros como nacionales paguen impuestos o se les grave sus plusvalías en sus inversiones, pero lo que no dejarán de ser son lugares ocultos, con la garantía del “secreto bancario” respaldada por la ley de país en cuestión, que en parte vive y prospera gracias a ese “turismo de ahorradores, inversores y evasores fiscales” que buscan depositar su dinero en lugares más seguros, y lejos de las urpas de la voraz e insaciable hacienda.
Algo inevitable, cuando la principal fuente de ingresos de esos países es la exportación de “opacidad total y garantía de secreto bancario”. Y es que son la misma corrupta casta política (y hasta la judicial) la principal clientela de esos “paraísos fiscales” que ahora se pretende perseguir, aparte de mafiosos, oligarcas financieros-empresariales, o simples ahorradores de cualquier estrato social que huyen del saqueo de hacienda.
Con toda seguridad, eso se trata de una operación de maquillaje de la casta política frente a la galería, con todas las ridiculeces que seguramente dejarán de ver. Los impuestos son siempre un robo encubierto ( y como cada vez son mayores los impuestos, pues más grande es el robo encubierto del que es directamente responsable la casta política y sus chapuceras leyes), y la mejor política para que no existan paraísos fiscales sería que prácticamente casi no existieran impuestos. Sobra hipocresía política y toda razón tenía Gordón Gekko cuando decía que hay que ser realistas, y no idealistas ni capitalistas. Y aplicándome a la filosofía de Gordon Gekko, el dinero no lo es todo, porque hay cosas que no son dinero como el amor o la felicidad, pero los impuestos con toda la voraz codicia recaudatoria que ello cada vez conlleva a más, hacen daño, y a mi modesto modo de ver, son un verdadero robo. Y está claro que si apenas no hay impuestos, los posibles fraudes y robos quedan dejados en su mínima expresión.
Ya hace poco, el ministro Cristóbal Montoso quiso aplicar una amnistía fiscal para todos los que declararan rentas en el exterior, y apenas no declararon ni el 2%, según datos de la propia Agencia Tributaria, que bien tontos quedaron ese 2%, y asunto del cual ahora nadie recuerda. Y parece que todavía nadie lo ha aprendido. Al lado de toda esa gentuza (políticos que ahora quieren ir de benditos que se preocupan de arreglar la crisis), incluso del propio Gordon Gekko parece un verdadero santo.
Otro tema es que sigan habiendo tontos y borregos a quienes meterle miedo, cuando la única verdad es que el dinero es muy asustadizo, y cuando no se siente tranquilo ni seguro, huye, como es lo más natural. Seguro que así también lo vería Gordon Gekko.Y así nos va, cualquiera sean las razones que ahora discutan y nos expongan la casta política, comedia que dentro de pocos días nadie recordará.
Otro tema es que quieran entrar en el juego los que no tienen nada, de los prestados, ya que en todo juego, se gana o se pierde, que para eso hay sus propias reglas. Eso de eliminar los “paraísos fiscales”, no se lo cree nadie que sea lo sobradamente experimentado en temas de dinero. Quizás sea posible que dejen de ser “paraísos fiscales”, obligando los gobiernos a los bancos a que sus usuarios tanto extranjeros como nacionales paguen impuestos o se les grave sus plusvalías en sus inversiones, pero lo que no dejarán de ser son lugares ocultos, con la garantía del “secreto bancario” respaldada por la ley de país en cuestión, que en parte vive y prospera gracias a ese “turismo de ahorradores, inversores y evasores fiscales” que buscan depositar su dinero en lugares más seguros, y lejos de las urpas de la voraz e insaciable hacienda.
Algo inevitable, cuando la principal fuente de ingresos de esos países es la exportación de “opacidad total y garantía de secreto bancario”. Y es que son la misma corrupta casta política (y hasta la judicial) la principal clientela de esos “paraísos fiscales” que ahora se pretende perseguir, aparte de mafiosos, oligarcas financieros-empresariales, o simples ahorradores de cualquier estrato social que huyen del saqueo de hacienda.
Con toda seguridad, eso se trata de una operación de maquillaje de la casta política frente a la galería, con todas las ridiculeces que seguramente dejarán de ver. Los impuestos son siempre un robo encubierto ( y como cada vez son mayores los impuestos, pues más grande es el robo encubierto del que es directamente responsable la casta política y sus chapuceras leyes), y la mejor política para que no existan paraísos fiscales sería que prácticamente casi no existieran impuestos. Sobra hipocresía política y toda razón tenía Gordón Gekko cuando decía que hay que ser realistas, y no idealistas ni capitalistas. Y aplicándome a la filosofía de Gordon Gekko, el dinero no lo es todo, porque hay cosas que no son dinero como el amor o la felicidad, pero los impuestos con toda la voraz codicia recaudatoria que ello cada vez conlleva a más, hacen daño, y a mi modesto modo de ver, son un verdadero robo. Y está claro que si apenas no hay impuestos, los posibles fraudes y robos quedan dejados en su mínima expresión.
Ya hace poco, el ministro Cristóbal Montoso quiso aplicar una amnistía fiscal para todos los que declararan rentas en el exterior, y apenas no declararon ni el 2%, según datos de la propia Agencia Tributaria, que bien tontos quedaron ese 2%, y asunto del cual ahora nadie recuerda. Y parece que todavía nadie lo ha aprendido. Al lado de toda esa gentuza (políticos que ahora quieren ir de benditos que se preocupan de arreglar la crisis), incluso del propio Gordon Gekko parece un verdadero santo.
Otro tema es que sigan habiendo tontos y borregos a quienes meterle miedo, cuando la única verdad es que el dinero es muy asustadizo, y cuando no se siente tranquilo ni seguro, huye, como es lo más natural. Seguro que así también lo vería Gordon Gekko.Y así nos va, cualquiera sean las razones que ahora discutan y nos expongan la casta política, comedia que dentro de pocos días nadie recordará.
OFFSHORE LEAKS PONE A DISPOSICIÓN LA BASE DE DATOS CON INFORMACIÓN DE CLIENTE : CERCO MUNDIALA LOS PARAÍSOS FISCALES
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