Se ha hablado mucho en los últimos años sobre la
especulación con el oro. Desde que estalló la grave crisis económica de
2007/2008, con el estallido de la burbuja financiero-inmobiliaria, hemos visto
que el metal dorado ha subido de precio muy considerablemente y han aparecido
por todas partes las tiendas y chiringuitos de “Compro oro” a cada dos por tres
esquinas, igual que en los años de la bonanza proliferaban los chiringuitos del
tipo “te refinanciamos tu deuda” de las cuales hoy en día han desaparecido
completamente, o las tiendas inmobiliarias de las cuales si antes habían 10,
ahora apenas quedan una y con todas las dificultades para vender.
El oro es un metal escaso, y por ello desde la época de las
cavernas se le dio un valor patrón, y se destinaba especialmente para las joyas
de la clase dominante, como un símbolo de su poderío y riqueza. Hoy en día,
como activo financiero puede ser como otra de las alternativas cualquiera de
inversión, cuando en los mercados hay mucha desconfianza y muchas dudas, ya que
por lo menos es un bien tangible y que existe, mientras que muchos valores son
simplemente como “anotaciones en cuenta”. Además últimamente se están
descubriendo otras materias primas muy escasas, pero necesarias para la fabricación
de útiles para las telecomunicaciones, informática y la robótica, entre otros,
cuya escasez hace que las cotizaciones se disparen según disponibilidad y
necesidades de los mercados. No obstante la utilidad del oro sigue siendo
básicamente para distinción de joyería. Pero invertido en un activo financiero,
cabe tener en cuenta que ni paga dividendos, ni tiene otro rendimiento. Es
simplemente un metal al que se le ha dado un valor, que aparte de la joyería,
no tiene demasiadas aplicaciones de consumo directo, pero que con el paso de
los años ha ido subiendo su precio. Con lo cual se trata simplemente de un
metal con el que especular con su precio en el mercado. Ahora, con la crisis,
la gente ha pensado que es un valor seguro, y por eso se ha abocado en adquirirlo,
cosa que ha provocado una nueva “fiebre del oro”, una nueva burbuja áurea, en
la que solo se trata de especular con el precio del oro: comprar oro, para
luego venderlo a precio más alto, hasta que el último de la cadena que compra,
inesperadamente se va a encontrar con una segura bajada del precio y con que
ese metal acumulado, poco valor tiene, salvo para fundirlo y venderlo para
joyería al precio que se le quiera comprar en su momento. Las burbujas y las
especulaciones van así. Lo curioso es que incluso países lo compran para su
reserva de valores, considerando que desde los tiempos de la prehistoria ha
sido el metal-valor-patrón, tal como ha ocurrido en los últimos tiempos con
Rusia, China, o la India, por citar tres ejemplos, emulando la fortificación
estadounidense de Fort Knox, donde están custodiadas las reservas
norteaméricanas del preciado metal de joyería (pero casi inútil para todo lo
demás). Lo malo del caso español, no es que nuestras reservas de oro fueron a
parar a Moscú como pago del material de guerra prestado en nuestra nefasta
Guerra Civil, sino que además el ministro socialista Pedro Solbes vendió una
parte de nuestras reservas en un momento que en comparación a hoy en día, la
cotización era muy baja, resultando un mal negocio para España. Lejos quedan
aquellos tiempos de la búsqueda de “El Dorado”, el garbellado del oro en los
ríos para buscar pepitas del valioso metal, o de adueñarse de los lugares donde
supuestamente estaban las minas, en aquellos tiempos aventureros de la colonización
de bastos e inhabitables territorios, con lo del “oro, amor, y sangre”. El que
encontraba oro, automáticamente se hacia rico y resolvía el principal problema
de su vida ( y también se hicieron ricos los proveedores y comerciales que
operaban en torno a esos desesperados aventureros que buscaban el precioso
metal, la inmensa mayoría de los cuales terminaron más pobres de cuando
empezaron a iniciarse en la búsqueda del precioso metal). Hoy en día el oro ya no se busca en plan
aventurero con la mula y el pico y pala, sino que se hace desde el chiringuito
apropiándose del oro de la gente más necesitada que si bien no tienen billetes
de dinero, sí tienen oro con que empeñarlo a cambio de los tan necesarios
billetes cuyo poder de compra les permiten sobrevivir.
Ya con la primera gran crisis del petróleo del año 1973, el
precio del oro, en poco tiempo, también se disparó y se multiplicó por tres. En
el año 2008 la situación fue muy parecida: de repente los mercados financieros
de capa caída y sin liquidez, y en general el panorama económico globalmente
muy negativo y semi-parado. Por eso, los capitales, buscando inversiones
alternativas, apostaron por la compra del tradicional metal-refugio de las
épocas de crisis, y con actitud especulativa han conseguido que los precios del
oro se vuelvan a disparar. Pero cosa curiosa, el pasado 19 de junio, la Reserva
Federal de los Estados Unidos anunció que se podrían acabar los tiempos de los
tipos de interés bajos y que quizás ya no harían falta más estímulos para estimular
la economía norteamericana, para que la reacción de los mercados provocase la
más grande bajada de los precios del oro que se recuerda, que en pocos días
pasó de los 1900 dólares la onza, para pasar a aproximadamente los 1100 dólares,
aunque a fecha de hoy que escribo el presente artículo la cotización está en
los 1285 dólares aproximadamente, cosa que no puede significar que sigan al
alza, ya que es sabido que en Alemania ya llevan mucho tiempo cansados de los
bajos tipos de interés que la inflación se come el valor de los ahorros, y
están deseando que vuelvan tipos superiores a los de la inflación para
estimular y recompensar el ahorro, cosa que es de suponer no favorece demasiado
al oro y que podría provocar alguna bajada de la cotización del mismo y al
mismo tiempo indirectamente otra temida subida del precio de las hipotecas a
pagar. Una muestra más de la fuerte y arriesgada especulación que hoy día hay,
a nivel mundial, sobre las materias primas. La plata, el otro metal muy
valorado, sigue una cotización bastante parecida y paralela a la del oro. A un
nivel más bajo, pero igualmente con las mismas fuertes oscilaciones que ocurre
como con el oro. Como que a diferencia del oro, la plata tiene mayores
aplicaciones industriales, hoy en día también despierta interés como una
inversión alternativa. Igual como ha ocurrido con el cobre, que la voracidad de
crecimiento y modernización del gigante chino, ha hecho que multiplicara su
precio en los mercados mundiales, debido a la escasez del metal y las dificultades
de su extracción para satisfacer la fuerte demanda del mercado de los países
emergentes, en especial el insaciable mercado chino, hasta tal punto que son
frecuentes los robos de cobre de cualquier línea eléctrica que lo pagan muy
bien en el mercado negro de los chatarreros.
¿Qué lecciones podemos sacar de eso los especuladores?. Pues
que todas las opciones de inversión tienen su interés siempre que se actué con
medida y diversificando, además de seguir una buena información de las
perspectivas y de las causas de sus cotizaciones. Malo será si ahora los
especuladores se encaprichan en exclusiva con alguna de esas opciones, que
pueden ser muy válidas, pero también muy arriesgadas. El oro, como hemos visto,
también es una inversión arriesgada, que no sólo sube de precio, sino que
también por movimientos del mercado ante cualquier información oficial, o los
rumores, pueden hacer que su precio caiga en picado, y que luego el valioso
metal no se pueda traducir en la liquidez del dinero que si lo tiene, igual
como ocurre hoy en día con mucho propietario de inmueble que lleva años sin
conseguir vender y cuya posesión no le proporciona ganancias.
No obstante, para los interesados en especular sobre el oro,
no se trata de que compréis valiosas joyas como hacían Lola Flores o Sara
Montiel, con las que se forran los más reputados joyeros, y que apenas sirven
para lucirse cuando se va a una importante fiesta, sino que también está la
posibilidad de comprar Fondos de Inversión que
estén vinculados con el mundo productivo o comercial de esos metales con
los que se pretende especular. Hay que buscar esos productos financieros,
buscar, comparar, analizar, estudiar, y escoger el que a uno le parezca el
mejor. Se puede hacer desde el banco o cualquier gestora financiera que ofrezca
ese servicio (con su correspondiente comisión de administración, gestión y
custodia), como si fuera cualquiera de los miles de distintos y diversificados
Fondos de Inversión que hay en los distintos mercados. Es una forma sencilla de
hacerlo, ya que nos permite entrar o salir en el fondo, simplemente con una
orden de compra o de venta. La parte más complicada es, naturalmente, saber
cuándo y que tipo de orden hay que dar en cada momento. Pero eso ya es para que
decidan y arriesgan los especuladores, para los que tengan el corazón a prueba
de infartos de casino, que al fin y al cabo, ¿qué es la especulación, sino como
un juego de casino en la que uno apuesta y arriesga, y si acompaña la suerte,
se forra?.
Y aprovecho también la entrada de hoy para insertar el
estado del índice del IBEX 35 a
fecha de hoy: